La tarde pasa. Fuera, el sol brilla, dentro llueve en silencio. Ella espera junto al telefono, atenta al timbre de la puerta. Pero el sonido que está esperando no llega. La tarde se volvió oscura hace tiempo y ella ya no espera. Maldice ese maldito silencio, maldice sus desganas de estudiar, le maldice a él. A Di le gustan las sorpresas.
Y hoy lleva todo el día con ganas de llorar.
7 comentarios:
Yo aun no he encendido la luz, pero me ilumina la pantalla del iPod, y la luz que brota, en silencio, y a saltos, del televisor. Se escucha, a través de la puerta cerrada de la sala, y de la puerta, cerrada, del baño, la lavadora, girando sin cesar. Creo que ya acabó, se escucha un papá dicho por la peque de mi vecina, ríe y chilla :) juegan:) hay que tender la ropa! Las campanas del campanario suenan, llevan desde hace días con tres minutos de adelanto:) feliz semanaaaaaaa!
QUe mala sensacion has de sentir. Aveces, cuando uno màs espera las cosas, mas tarden en llegar, despreocupate, quizas asi la espera no sera tan desagradable. un abrazo =)* te sigo.
Me encantan tus escritos siempre me llego a identificar en ellos!
sácale la lengua al silencio!
áNimos!!
saludos preciosa
Seguro que él sabe que le gustan las sorpresas y en lugar de llamarla se aparece en persona.
Yo también pasé tardes así... Son muy frustrantes. Esperas algo que no llega, y pese a que yo siempre digo que recibir algo cuando esperas mucho tiempo es mejor, a veces hace sentirnos tan desilusionados...
Mirna
¿y al final la sorpresa no ha llegado a su puerta? pf.!
es triste esperar
el silencio es triste
me gusta como escribis
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