Decían que volaba

Hoy soñé contigo. Y, cuando desperté, casi podía jurar que al darme la vuelta te encontraría dentro de mi cama, profundamente dormido. Ay, ¡cuánto me gusta esa carita que pones cuando duermes! Y esa mueca que haces con la boca, siempre sonriendo... Es que me derrito. La devoraba a base de besos de chocolate. Escuchar el latido de tu corazón, relajado; y, de vez en cuando, algún que otro suspirito que me roba el alma. Que en medio de la noche me busques con tus fuertes brazos y me estreches contra tu pecho, como si temieras que fuera a desaparecer, pero con cuidado de no destaparme, no vaya ser que a tu princesita se le resfríe una uña siquiera. Que cuando te despiertes y me descubras observándote, me lances una sonrisita picarona, de esas que me hacen ruborizar y esconderme entre las sábanas, para que tú me busques. Que me hagas cosquillitas de esas que dan repelús hasta quedarme dormida.  Y que cuando despierte, la primera sensación del dia sea recibir un beso, ya sea de fresa, chocolate o turrón, pero tuyo.